Cuento con fábula

Temes que fa més de dos mesos que no tenen activitat.
Angeles
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Membre des de: 09 des. 2002, 11:36

Cuento con fábula

EntradaAutor: Angeles » 09 set. 2006, 00:53

Cuentan que una vez se reunieron en un lugar de la tierra todos los sentimientos y cualidades de los hombres. Cuando el ABURRIMIENTO había bostezado por tercera vez, la LOCURA, como siempre tan loca, les propuso:
- ¿Jugamos al escondite?

La INTRIGA levantó la ceja intrigada y la CURIOSIDAD, sin poder contenerse, preguntó: "¿Al escondite? ¿Y como es eso?"

- Es un juego - explicó la LOCURA - en que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón mientras ustedes se esconden y cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes al que encuentre, ocupara mi lugar para continuar el juego.

El ENTUSIASMO bailó secundado por la EUFORIA. La ALEGRIA dio tantos saltos que terminó por convencer a la DUDA, e incluso a la APATIA, a la que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar. La VERDAD prefirió no esconderse (¿para qué?), si al final siempre la hallaban, y la SOBERBIA opinó que era un juego muy tonto (en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido suya), y la COBARDIA prefirió no arriesgarse...

- Uno, dos, tres... - comenzó a contar la LOCURA.
La primera en esconderse fue la PEREZA que, como siempre, se dejó caer tras la primera piedra del camino. La FE subió al cielo, y la ENVIDIA se escondió tras la sombra del TRIUNFO, que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol mas alto. La GENEROSIDAD casi no alcanzaba a esconderse; cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos: que si un lago cristalino, ideal para la BELLEZA; que si el bajo de un árbol, perfecto para la TIMIDED; que si el vuelo de la mariposa, lo mejor para la VOLUPTUOSIDAD; que si una ráfaga de viento, magnífico para la LIBERTAD. Así que terminó por ocultarse en un rayito de sol. El EGOISMO, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo... pero solo para él. La MENTIRA se escondió en el fondo de los océanos (¡mentira!, en realidad se escondió detrás del arco iris), y la PASION y el DESEO en el centro de los volcanes. El OLVIDO... se me olvido donde se escondió! ... pero eso no es lo importante.

Cuando la LOCURA contaba 999.999, el AMOR todavía no había encontrado un sitio para esconderse, pues todo se encontraba ocupado, hasta que divisó un rosal y, enternecido, decidió esconderse entre sus flores.

-¡Un millón!- contó la LOCURA y comenzó a buscar.
La primera en aparecer fue la PEREZA, sólo a tres pasos de la piedra.
Después se escuchó a la FE discutiendo con Dios en el cielo sobre zoología. Y a la PASION y al DESEO los sintió en el vibrar de los volcanes. En un descuido encontró a la ENVIDIA y, claro, pudo deducir donde estaba el TRIUNFO. Al EGOISMO no tuvo ni que buscarlo; el solito salió
disparado de su escondite, que había resultado un nido de avispas.
De tanto caminar sintió sed y, al acercarse al lago, descubrió a la BELLEZA. Y con la DUDA resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún de que lado esconderse. Así fue encontrando a todos: el TALENTO entre la hierba fresca, la ANGUSTIA en una oscura cueva, la MENTIRA detrás del arco iris y hasta el OLVIDO, al que ya se le había olvidado que estaba jugando a los escondidos.

Pero sólo el AMOR no aparecía por ningún sitio. La LOCURA buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyo del planeta, en la cima de las montañas y
cuando estaba por darse por vencida, divisó un rosal y las rosas... Y tomo
una horquilla y comenzó a mover las ramas, cuando de pronto un oloroso
grito se escuchó. Las espinas habían herido en los ojos al AMOR. La LOCURA no sabía que hacer para disculparse; lloró, rogó, imploró y hasta prometió ser su lazarillo...

Desde entonces, desde que por primera vez se jugó al escondite en la tierra, EL AMOR ES CIEGO Y LA LOCURA LO ACOMPAÑA SIEMPRE.

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EntradaAutor: alp2500 » 09 set. 2006, 09:28

En la antigua Grecia, Socrates fue famoso por su sabiduria y por el gran respeto que profesaba a todos.
Un dia un conocido se encontro con el gran filosofo y le dijo:
¿Sabes lo que escuche acerca de tu amigo?.
Espera un minuto -replico Socrates-. Antes de decirme nada quisiera que pasaras un pequeño examen.

Yo lo llamo el examen del triple filtro.
¿Triple filtro?.
Correcto -continuo Socrates-. Antes de que me hables sobre mi amigo, puede ser una buena idea filtrar tres veces lo que vas a decir, es por eso que lo llamo el examen del triple filtro.

El primer filtro es la verdad. ¿Estas absolutamente seguro de que lo que vas a decirme es cierto?.
No -dijo el hombre-, realmente solo escuche sobre eso y...
Esta bien -dijo Socrates-. Entonces realmente no sabes si es cierto o no.

Ahora permiteme aplicar el segundo filtro, el filtro de la bondad. ¿Es algo bueno lo que vas a decirme de mi amigo?.
No, por el contrario...
Entonces, deseas decirme algo malo sobre el, pero no estas seguro de que sea cierto.

Pero podria querer escucharlo porque queda un filtro: el filtro de la utilidad.
¿Me servira de algo saber lo que vas a decirme de mi amigo?.
No, la verdad es que no.

Bien -concluyo Socrates-, si lo que deseas decirme no es cierto, ni bueno, e incluso no es util ¿para que querria saberlo?

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EntradaAutor: alp2500 » 09 set. 2006, 09:37

DE CÓMO EL VIEJO TONTO REMOVIÓ LAS MONTAÑAS



Las montañas Taihang y Wangwu tienen unos setecientos li* de contorno y diez mil ren** de altura.

Al norte de estos montes vivía un anciano de unos noventa años al que llamaban El Viejo Tonto. Su casa miraba hacia estas montañas y él encontraba bastante incómodo tener que dar un rodeo cada vez que salía o regresaba; así, un día reunió a su familia para discutir el asunto.

- ¿Y si todos juntos desmontásemos las montañas? – sugirió –. Entonces podríamos abrir un camino hacia el Sur, hasta la orilla del río Hanshui.

Todos estuvieron de acuerdo. Sólo su mujer dudaba.

- No tienen la fuerza necesaria, ni siquiera para desmontar un cerrejón – objetó –. ¿Cómo podrán remover esas dos montañas? Además, ¿dónde van a vaciar toda la tierra y los peñascos?

- Los vaciaremos en el mar – fue la respuesta.

Entonces el Viejo Tonto partió con sus hijos y nietos. Tres de ellos llevaron balancines. Removieron piedras y tierra y, en canastos los acarrearon al mar. Una vecina, llamada Jing, era viuda y tenía un hijito de siete u ocho años; este niño fue con ellos para ayudarles. En cada viaje tardaban varios meses.

Un hombre que vivía en la vuelta del río, a quien llamaban El Sabio, se reía de sus esfuerzos y trató de disuadirlos.

- ¡Basta de esta tontería! – exclamaba –. ¡Qué estúpido es todo esto! Tan viejo y débil como es Ud. no será capaz de arrancar ni un puñado de hierbas en esas montañas. ¿Cómo va a remover tierras y piedras en tal cantidad?

El Viejo Tonto exhaló un largo suspiro.

- ¡Qué torpe es Ud.! – le dijo –. No tiene Ud. ni siquiera la intuición del hijito de la viuda. Aunque yo muera, quedarán mis hijos y los hijos de mis hijos; y así sucesivamente, de generación en generación. Y como estas montañas no crecen, ¿por qué no vamos a ser capaces de terminar por removerlas?

Entonces El Sabio no tuvo nada que responder.

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EntradaAutor: alp2500 » 09 set. 2006, 09:41

El Mosquito y el León

Un travieso e impertinente mosquito, tuvo cierto día la ocurrencia de molestar a un león que se hallaba descansando tranquilamente. Se aproximó a la fiera y con toda insolencia, le dijo:

-¡No te tengo miedo! ¡Tú no eres más poderoso que yo! ¡Y si crees lo contrario, demuéstrame lo que puedes hacer! ¿Rasguños con tus uñas? ¿Clavar tus colmillos? ¡Bah!... eso puede hacerlo hasta el más débil de los gatitos!

El león, indiferente, no hacia el menor caso a las palabras del mosquito, pero éste siguió insistiendo:

-¡Soy más fuerte y valiente que tú y te lo demostraré!, ¡Te desafió a luchar!

Y sin más, el mosquito empezó a revolotear alrededor del león, se lanzó sobre él y clavó su aguijón en la nariz del felino. Desesperado, el pobre león comenzó a rascarse, dio zarpazos en el aire rugiendo de dolor, hasta que se sintió rendido y desistió de seguir luchando.

El mosquito, victorioso y satisfecho, hizo sonar su trompeta zumbadora y emprendió el vuelo entonando una canción triunfal. Iba tan cegado de orgullo, que no advirtió que una tela de araña se interponía en su vuelo y quedó atrapado en ella. Apesadumbrado y lloroso, el mosquito se lamentó...

-¡Le hago la guerra al animal más fuerte, le venzo... y ahora sucumbo a causa del más insignificante insecto!

Este es el precio que tuvo que pagar el intrépido mosquito por prepotente y fanfarrón.

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EntradaAutor: alp2500 » 09 set. 2006, 09:43

EL NACIMIENTO DEL SOL


En la remota antigüedad, un pueblo que habitaba en un hermoso valle rodeado de montañas, recibió una insólita noticia. Un viajero recién llegado les informó que atravesando esas gigantescas moles de piedra, existía otro lugar, completamente llano y cubierto de agua.

-Desde allí, continuó relatando... -puede observarse el instante mismo del nacimiento del sol. Un hermoso cambio de colores en el cielo lo precede: luego, al aparecer, es enorme, y se le puede contemplar directamente, pues su color rojo no hiere la vista. Mientras se eleva, va empequeñeciéndose y tornándose amarillo, tal como lo veis a diario, surgir tras las montañas. Lo que vosotros creíais que era el comienzo, en realidad no lo es. El haber estado en aquel lugar me ha permitido comprender.

Al escuchar aquellas palabras, algunos habitantes de la comarca quedaron paralizados de estupor, otros se dispusieron, presurosamente, a partir e iniciar la marcha.

En el transcurso de la travesía se fué haciendo la noche. El febril deseo de llegar... aceleraba los pasos de los caminantes para contemplar, cuanto antes, tan increíble acontecimiento.

La marcha era dificil. Kilómetro a kilómetro renovaban el esfuerzo y, la promesa de lo desconocido, superaba el cansancio. No obstante, eran necesarias algunas pausas para recuperar las fuerzas y el aliento, pero no para todos. La tenacidad y el empeño de cada uno, iba modulando, paso a paso, la longitud de ese cordón de hombres anhelantes. El que lo encabezaba, se alejaba cada vez más del resto que le sucedía, y marchó solo, en la noche, adelantándose en el camino.

Súbitamente aquel lugar del cual hablaron, apareció ante su vista. Esa masa increíble de agua cubriéndolo todo y el rumor continuo de sus olas y... también la oscuridad de la noche.

El prometido sol no estaba y entonces, sucedió lo inevitable, la decepción. Ahora sí que el cansancio se dejó sentir y el caminante cayó, exahusto, mientras continuaba contemplando, en penumbras, el fosforescente estallido de la espuma del mar. Casi sin darse cuenta se quedó dormido.

Cuando despertó, el sol era el mismo que siempre había visto en su tierra. Bajo su luz, sus compañeros comentaban, extasiados, la revelación del comienzo verdadero.

En ese momento advirtió que sus amigos habían presenciado el nacimiento del sol, y su mente, tan veloz como antes de emprender la marcha, comprendió en aquel mismo instante, el misterio, temporal, de la búsqueda y el encuentro.


Autor: Norberto Levy

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EntradaAutor: alp2500 » 09 set. 2006, 09:44

El tesoro escondido

Una noche le fue ordenado en sueños al rabino Isaac que acudiera a la lejana Praga y que, una vez allí, desenterrara un tesoro escondido debajo del puente que conducía al Palacio Real. Isaac, al principio, no le dio importancia, pero, al repetírsele el mismo sueño varias noches más, acabó por decidirse a ir en busca del tesoro.

Cuando llegó al puente, descubrió consternado que, día y noche, éste estaba celosamente vigilado por los soldados. No osaba hacer otra cosa más, que contemplarlo desde la distancia.

Cómo acudía allí todas las mañanas, un día el Capitán de la guardia, al cual no le habían pasado desapercibidas las constantes idas y venidas del rabino, se le acercó para averiguar el motivo de su insistente presencia en aquel lugar.

El rabino, a pesar de lo violento que le resultaba confiar su sueño a otra persona, le contó la verdad al Capitán, porque le agradaba el buen carácter de aquel cristiano.

El Capitán soltó una divertida carcajada y le dijo:

-¡Cielos! ¿Es usted un rabino y se toma los sueños tan en serio? ¡Si yo fuera tan estúpido como para hacerles caso a mis sueños, ahora estaría dando vueltas por Polonia! Le contaré un sueño que tuve hace varias noches y que se me ha repetido unas cuantas veces más: Una voz me dijo que fuera a Cracovia y buscara un tesoro en el rincón de la cocina de un tal Isaac, hijo de Ezequiel. ¿No cree usted que sería la mayor estupidez del mundo buscar en Cracovia a un hombre llamado Isaac y a otro llamado Ezequiel, cuándo, probablemente, una mitad de la población masculina de Cracovia responde al nombre de Isaac y la otra mitad a la de Ezequiel?

El rabino que estaba atónito, le dio las gracias por su consejo al Capitán y regresó apresuradamente a su casa. Cavó entusiasmado en el rincón de su cocina y encontró un tesoro, tan abundante, que le permitió vivir espléndidamente durante el resto de su vida.

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EntradaAutor: alp2500 » 09 set. 2006, 09:46

MOMENTOS DE CRISIS

En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento. (Einstein)


Cuenta una antigua leyenda, que en la Edad Media un hombre muy virtuoso fue injustamente acusado de haber asesinado a una mujer. En realidad, el verdadero autor era una persona muy influyente del reino, y por eso, desde el primer momento se procuró un "chivo expiatorio", para encubrir al culpable.

El hombre fue llevado a juicio, ya conociendo que tendría escasos o nulos chances de escapar al terrible veredicto: ¡¡la horca!! El juez, también complotado, cuidó no obstante, de dar todo el aspecto de un juicio justo y de voto del Señor, vamos a dejar en manos de él tu destino: vamos a escribir en dos papeles separados las palabras "culpable" e "inocente", tú escogerás y será la mano de Dios la decida tu destino.

Por supuesto, el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda "CULPABLE" y la pobre víctima , aun sin conocer los detalles, se daba cuenta que el sistema propuesto era una trampa. No había escapatoria. El juez conminó al hombre a tomar uno de los papeles doblados. Este respiró profundamente, quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados, y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos y con una extraña sonrisa, tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca lo engulló rápidamente.

Sorprendido e indignados los presentes le reprocharon airadamente... "¡¡Pero ¿que hizo?...!! ¡¿Y ahora? ¿Cómo vamos a saber el veredicto?! "Es muy sencillo, respondió el hombre..." "Es cuestión de leer el papel que queda y sabremos lo que decía el que me tragué..."

Con rezongos y bronca mal disimulada... Debieron liberar al acusado y jamás volvieron a molestarlo.


MORALEJA:


Por más difícil que se nos presente una situación, nunca dejemos de buscar la salida ni de luchar hasta el último momento.

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EntradaAutor: alp2500 » 09 set. 2006, 09:49

LA PARABOLA DEL CABALLO

Un campesino, que luchaba con muchas dificultades, poseía algunos caballos para que lo ayudasen en los trabajos de su pequeña hacienda.

Un día su capataz le trajo la noticia de que uno de los caballos había caído en un viejo pozo abandonado. El pozo era muy profundo y sería extremadamente difícil sacar el caballo de allí. El campesino fué rápidamente hasta el lugar del accidente y evaluó la situación, asegurandose que el animal no se había lastimado. Pero, por la dificultad y el alto precio para sacarlo del fondo del pozo, creyó que no valía la pena invertir en la operación de rescate.

Tomó, entonces, la difícil decisión: determinó que el capataz sacrificase al animal tirando tierra en el pozo hasta enterrarlo, allí mismo. Y así se hizo. Los empleados comandados por el capataz, comenzaron a lanzar tierra adentro del pozo de forma que cubriera al caballo. Pero, a medida que la tierra caía sobre el animal este la sacudía y se iba acumulando en el fondo, posibilitando al caballo ir subiendo. Los hombres se dieron cuenta de que el caballo no se dejaba enterrar, sino que, finalmente ¡consiguió salir!

Moraleja:

Si estas allá abajo sintiendote poco valorado, y los otros lanzan sobre ti la tierra de la incomprensión la falta de oportunidad y de apoyo, recuerda el caballo de esta historia. No aceptes la tierra que tiraron sobre ti; sacúdela y sube sobre ella. Y cuanto más tiraren más irás subiendo, subiendo, subiendo.

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EntradaAutor: alp2500 » 09 set. 2006, 10:01

Una brizna de hierba le dijo a una hoja caída de un arbol en Otoño:

-¡Cuanto ruido haces al caer! ... espantas todos mis sueños de Invierno.

La hoja replicó indignada:

-¡Tú, nacida en lo bajo y habitante de lo bajo, eres insignificante e incapaz de cantar!... ¡Tu no vives en las alturas y no puedes reconocer el sonido de una canción!

La hoja de otoño cayó en tierra y se durmió.

Cuando llegó la primavera, despertó nuevamente de su sueño y se había convertido en una brizna de hierba.

Cuando llegó el Otoño, fue presa de su sueño invernal, flotando en el aire empezaron a caerle las hojas encima y murmuró para sí:

¡Oh estas hojas de otoño! ¡Hacen tanto ruido!... espantan todos mis sueños de Invierno.


Autor: Gibran Khalil Gibran

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EntradaAutor: alp2500 » 09 set. 2006, 10:04

Dignidad'




Cuentan que una bella princesa estaba buscando esposo.

Aristócratas y adinerados señores habían llegado de todas partes para ofrecer sus maravillosos regalos, joyas, tierras, ejércitos y tronos conformaban los obsequios para conquistar a tan especial criatura.

Entre los candidatos se encontraba un joven plebeyo, que no tenía más riquezas que amor y perseverancia. Cuando le llegó el momento de hablar, dijo:

-Princesa, te he amado toda mi vida. Como soy un hombre pobre y no tengo tesoros para darte, te ofrezco mi sacrificio como prueba de amor... Estaré cien días sentado bajo tu ventana, sin más alimentos que la lluvia y sin más ropas que las que llevo puestas... Esta es mi dote...

La princesa, conmovida por semejante gesto de amor, decidió aceptar:

-Tendrás tu oportunidad. Si pasas la prueba, me casaré contigo.

Así pasaron las horas y los días. El pretendiente estuvo sentado, soportando los vientos, la nieve y las noches heladas, sin pestañear y con la vista fija en el balcón de su amada, el valiente vasallo siguió firme en su empeño y sin desfallecer ni un solo momento.

De vez en cuando la cortina de la ventana real dejaba traslucir la esbelta figura de la princesa, la cual, con un noble gesto y una sonrisa de complacencia, aprobaba la constancia del su enamorado.

Todo iba estupendamente, incluso algunos optimistas habían comenzado a planear los festejos de la Boda Real. Al llegar el día noventa y nueve, los pobladores de la zona fueron a animar al futuro Monarca. Todo era alegría y jolgorio, hasta que de pronto, cuando faltaba una tan solo una hora para que se cumpliera el plazo previsto... ante la mirada atónita de los asistentes y la perplejidad de la princesa, el joven se levantó y sin dar explicación ninguna, lentamente... se alejó del lugar.

Unas semanas después, mientras paseaba por un solitario camino, un muchacho de la comarca llegó hasta él e inesperadamente, le preguntó:

-¿Qué te que ocurrió?... Estabas a un paso de conseguir tu propósito... ¿Por qué perdiste esa oportunidad?... ¿Por qué te retiraste si faltaba tan poco?...

Profundamente apenado y con lágrimas mal disimuladas, respondió en voz baja:

-No me ahorró ni un solo día de sufrimiento, ni siquiera una hora, ella... no merecía mi amor.


Autor: Desconocido.

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EntradaAutor: alp2500 » 09 set. 2006, 10:06

El hombre que tenía mala suerte


Erase una vez un hombre que siempre tenía muy mala suerte. Los años iban pasando y aunque se esforzaba mucho, todo era en vano, seguía teniendo mala suerte. Así pasaron muchos años más, hasta que un día empezó a pensar muy en serio en su situación. Después de darle vueltas y vueltas, llegó a la conclusión de que necesitaba ayuda. Y... ¿quién era el más indicado para prestársela que Dios?. Así que el hombre se decidió a ir a verle para pedirle que le cambiara su mala suerte. Metió todo lo necesario para el viaje en un atillo y a la mañana siguiente se puso en marcha, caminó y caminó durante mucho tiempo. Al cabo de unos dias, llegó al bosque y, abriéndose paso entre la maleza, de repente escuchó una voz estridente:

-¡Ooooooouuuu....oooooooouuuu!

Asombrado buscó el origen de esa voz pensando que a lo mejor alguien podía estar necesitando su ayuda, pero sólo encontró un lobo ¡cómo estaba el pobre animalito! Se le podían contar las costillas y el pelo se le caía a mechones; daba auténtica lástima verlo.

-¿Qué te pasa lobo?

-Estoy mal, de un tiempo a esta parte todo me va mal. No tienes más que observar mi aspecto...

- ¡No! no me cuentes nada más porque yo también tengo mala suerte. Por eso voy a ver a Dios para pedirle que me cambie la suerte.

-Por favor, le rogó el lobo, -pídele también consejo para mí.

-Muy bien, no te preocupes que yo se lo pediré. Hasta pronto, le dijo el hombre antes de reemprender la marcha.

Caminó, caminó y caminó, durante mucho tiempo. Al fin llegó a la sabana. Hacía mucho calor. El Sol quemaba y la sabana parecía no tener fin.

Suplicante, exclamó para sí...

-¡Ay, qué no daría yo por un poco de sombra!

Nada más terminó de desearlo, vió a lo lejos un maravilloso árbol frondoso, cuya sombra invitaba a reposar, a duras penas llegó hasta él y se recostó a descansar apoyándose en su tronco. Sólo cerrar los ojos, oyó una voz:

- ¡Oooooooohh! ¡Ooooooooohh!

El hombre, sobresaltado, abrió los ojos, pero no pudo ver a nadie quejándose cerca de él, por lo tanto, se recostó de nuevo, pero de pronto escuchó otra vez aquella voz lastimera:

-¡Oooooooohh! ¡Ooooooooohh!

Así pasó varias veces más sin que pudiera averiguar la procedencia de aquellos lamentos. Intrigadísimo, por fin se le ocurrió preguntar:

-¿Eres tú, árbol?

-Sí, yo soy.

- ¿Qué te pasa, árbol?

- No lo sé, de un tiempo a esta parte todo me va mal. ¿No ves mis ramas torcidas y mis hojas marchitas?

- ¡No sigas! ¡Ya sé de qué me estás hablando! Yo también tengo mala suerte; por eso voy a pedirle a Dios que me la cambie.

- Por favor, pídele también consejo para mí, le suplicó el árbol.

-No te preocupes, lo haré.

Y con esta nueva promesa, se marchó. Caminó y caminó mucho tiempo. Empezó a adentrarse en unos cerros que había más allá de la sabana. Desde lo alto de una colina, avistó un maravilloso valle. Parecía un paraiso, estaba lleno de árboles, flores, prados, un riachuelo, pájaros... era una maravilla de lugar. Bajó hasta el valle y descubrió, en medio de aquel precioso paisaje, una casa muy acojedora. Se acercó a ella y en porche vió a una mujer muy hermosa que parecía esperarle. Ésta le dijo:

Ven, viajero, ven a descansar.

El hombre estaba agotado, así que aceptó de buen grado. Pasaron una velada muy especial. Tomaron una sabrosa comida y se contaron muchas cosas.

El Hombre le dijo:

-Te veo triste.

-Sí, es verdad, de un tiempo para acá no me siento bien. Vivo en este lugar maravilloso y, sin embargo, noto que algo me falta.

-¡No sigas! Conozco esa sensación, por eso voy a ver a Dios para que me cambie la suerte.

La mujer, anhelante, le respondió: -Dile que te dé consejo para mí.

A la mañana siguiente el hombre reemprendió su viaje.

Tras caminar mucho y muchísimo tiempo, el hombre llegó al fin del Mundo. Se asomó, miró hacia abajo... a la derecha... a la izquierda... hacia arriba... pero sólo había estrellas por todas partes. De pronto, enfrente suyo, se formó una nube, ésta fue adquiriendo forma y terminó transformándose en la cara de un hombre.

-¿Tú eres Dios? le preguntó...

Sí, yo soy.

-Tú sabes que las cosas me van mal y he venido para pedirte que cambies mi suerte.

-Bien, estoy de acuerdo en hacer eso por ti, pero sólo hay una condición: Tienes que estar muy atento y buscar tú mismo, tu buena suerte.

-El hombre, muy contento y satisfecho, se despidió de Dios. Quería llegar cuanto antes a su casa para ver si su suerte había cambiado realmente, así que corrió y corrió durante mucho tiempo y llegó hasta aquel valle. Ya casi estaba pasando de largo la casa de aquella mujer, cuando ella, que estaba en el porche, como la otra vez, le vió y le llamó:

- ¡Eh! ¡espera! ¡ven aquí! Cuéntame lo que ha pasado.

El hombre le respondió entusiasmado:

-He visto a Dios y me ha prometido que me va a cambiar la suerte. Sólo me pidió que estuviera atento. Ahora tengo que irme, he de buscarla.

-Y... ¿no te ha dado un consejo para mí?

- A ver... a ver si recuerdo... ¡Ah! sí. Me dijo que lo que te falta es un hombre, un compañero que comparta la vida contigo aquí, en este valle de ensueño.

Ante estas palabras, la cara de la mujer se iluminó y exclamó:

-¡Sí! ¡Sí! eso es... y... ¿no quieres ser tú ese hombre?

-Me gustaría mucho pero no puedo. Tengo que seguir mi camino y buscar mi buena suerte. Adiós, mujer, me voy corriendo, porque he de encontrarla lo antes posible.

Y corrió y corrió y corrió durante mucho tiempo. Después de varios días llegó nuevamente a la sabana y al pasar al lado del árbol, éste le hizo detener interrogándole...

-¿Qué ha pasado buen hombre?

Otra vez el hombre relató su historia y nada más terminarla quiso salir corriendo; pero el árbol le detuvo, preguntándole:

-Y para mí... ¿para mí, Dios no te dió ningún consejo?

-A ver... a ver si recuerdo... ¡ah! sí, me dijo que debajo de tus raices había un enorme tesoro que te impide crecer. Lo único que tienes que hacer es sacarlo y todo te irá bien de nuevo.

Tras decirle esto al árbol, el hombre quiso salir corriendo, pero el árbol le retuvo hablándole nuevamente:

-Verás... yo no puedo desenterrar ese tesoro. Si tú lo quieres hacer por mí, te lo podrás llevar y así serás muy rico. A mí no me sirve y lo único que yo quiero es que mis raices crezcan de nuevo en plena libertad, le propuso el árbol.

El hombre, impaciente y un poco fastidiado ya, le respondió: -Me encantaría ayudarte, pero no puedo, porque he de seguir mi camino y buscar mi buena suerte. Lo siento, árbol, me voy, adiós.

El hombre, precipitadamente, emprendió la marcha y corriendo, se alejó de allí.

Corrió y corrió y corrió durante mucho tiempo. Llegó al boque, no había pasado demasiado tiempo cuando de nuevo oyó aquellos lastimosos quejidos del lobo. Iba a pasar de largo, pero el pobre animal le llamó. El hombre, a toda prisa, le contó su historia y todo lo que había estado sucediendo en su viaje de regreso a casa, el lobo, al igual que los demás, también le preguntó:

-Y para mí... ¿para mí Dios no te dió también un consejo?

-A ver... a ver si me acuerdo... ¡Ah! sí, me dijo que para ponerte de nuevo fuerte sólo tenías que hacer una cosa: comerte a la criatura más estúpida de la tierra y que entonces te irá todo bien.

El lobo se levantó y con sus últimas fuerzas, se abalanzó sobre nuestro hombre y... ¡lo devoró!


Autor: Anónimo

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EntradaAutor: alp2500 » 09 set. 2006, 10:07

MERLÍN

Cierta tarde, Arturo quiso saber porqué su amado maestro Merlín llevaba una túnica bordada de estrellas y lunas. Entonces Merlín llevó al niño hasta la cima de la colina y le dijo:

-¿Hasta dónde alcanza tu vista? Arturo le contestó:
-Veo kilómetros de bosque que llegan hasta el horizonte. No puedo ver más.

-¿Qué hay más allá de eso? preguntó Merlín.
-El fin del mundo, el cielo y el Sol, creo, respondió Arturo.

-Y más allá?", volvió a preguntar Merlín.
-Las estrellas y luego espacio vacío hasta el infinito, respondió Arturo.

Merlín lo llevó dentro de la cueva de cristal donde estaba muy oscuro y Arturo anticipándose a la pregunta de Merlín le dijo:

-Antes que me preguntes te diré que allí afuera están el bosque, las montañas, el horizonte, el cielo, el Sol, las estrellas, el espacio infinito.

Entonces Merlín le respondió...

-Toma nota de esto: Sin importar adonde vayas, el mismo infinito se extiende en todas las direcciones. Por lo tanto, tú eres el centro del Universo dónde quiera que vayas. No hay aquí o allá, cerca o lejos; a los ojos del mago, sólo hay "todas partes" y "ninguna parte" y sabiendo esto, también tú deberías llevar una túnica de lunas y estrellas.

Sin la ilusión de tus sentidos, te darías cuenta de que la Luna y las estrellas están aquí mismo y a tu lado. Te darás cuenta de esto a medida que tu alma entre en reposo, entonces verás los cielos en tu propio ser. Sin embargo una vez que vayas más allá de los sentidos, te encontrarás en dimensiones y mundos desconocidos que ni siquieras puedes ima

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EntradaAutor: alp2500 » 09 set. 2006, 18:24

Las ranas y el pantano seco.



Vivían dos ranas en un bello pantano, pero llegó el verano y se secó, por lo cual lo abandonaron para buscar otro con agua. Hallaron en su camino un profundo pozo repleto de agua, y al verlo, dijo una rana a la otra:

-- Amiga, bajemos las dos a este pozo.

-- Pero, y si también se secara el agua de este pozo, -- repuso la compañera --, ¿ Cómo crees que subiremos entonces ?

Al tratar de emprender una acción, analiza primero las consecuencias de ella.

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EntradaAutor: alp2500 » 09 set. 2006, 18:25

El león y el jabalí.

Durante el verano, cuando con el calor aumenta la sed, acudieron a beber a una misma fuente un león y un jabalí.

Discutieron sobre quien debería sería el primero en beber, y de la discusión pasaron a una feroz lucha a muerte.

Pero, en un momento de descanso, vieron una nube de aves rapaces en espera de algún vencido para devorarlo.

Entonces, recapacitando, se dijeron:

-- ¡ Más vale que seamos amigos y no pasto de los buitres y cuervos !

Las luchas inútiles sólo sirven para enriquecer y alimentar a sus espectadores.

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EntradaAutor: alp2500 » 09 set. 2006, 18:26

El lobo herido y la oveja.



Un lobo que había sido mordido por unos perros, yacía en el suelo todo malherido. Viendo la imposibilidad de procurarse comida en esa situación, pidió a una oveja que pasaba por allí que le llevara un poco de agua del cercano río.

-- Si me traes agua para beber -- le dijo --, yo mismo me encargaré de mi comida.

-- Si te llevo agua para beber -- respondió la oveja --, yo misma asistiré a tu cena.

Prevé siempre el verdadero fondo de las aparentemente inocentes propuestas de los malhechores.


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